jueves, 27 de mayo de 2010

Qué vida esta


EL SENTIDO DE LA VIDA

Es rara la persona que no se ha planteado alguna vez cual es el sentido de la vida. Y no me refiero al sentido de su vida en particular, sino al sentido de la vida entendida como algo global; el sentido o finalidad esencial que persigue la vida que vemos a nuestro alrededor, y de la que nosotros somos participes.
Después de todo; vemos como todos los seres vivos se esfuerzan, de una u otra manera, por seguir viviendo; compiten por los escasos recursos, luchan por conseguir descendencia, etc.
Toda esa actividad debe de perseguir alguna finalidad, algún sentido, un objetivo. No parece que pueda ser de otra manera.
¿No os lo habéis planteado nunca? Seguro que sí. Aunque quizás no lo suficiente. Después de todo, somos parte del conjunto de los seres vivos; y el sentido que le demos a la vida en general, será también el sentido que estaremos dando a la vida del hombre en particular.

Seguro que no todos estaréis de acuerdo con lo escrito en el párrafo en negrita de arriba. Algunos habréis pensado, inmediatamente, que no estáis de acuerdo con que el ser humano sea un subconjunto del conjunto de los seres vivos. Como mucho admitiréis que existe cierta interjección, pero nada más.
Los que así piensan defenderán que el ser humano es algo más que un ser vivo como otro cualquiera. Si no fuera así; estaríamos otorgando al ser humano; las mismas cualidades y características que, por ejemplo; a un simple gusano. ¿Cómo va a pertenecer un ser humano y un gusano al mismo conjunto? ¿cómo vamos a ponerlos al mismo nivel? Algo debemos tener de especial; algún distintivo, no es posible que no sea de otra manera.
Además, si admitimos esa pertenencia; se sigue por deducción lógica, que el sentido de la vida de un gusano, no es diferente del sentido de la vida de una persona. ¿Cómo vamos a aceptar eso?
La cuestión sobre qué es ese algo, ya es harina de otro costal. Aunque es cierto que, la gran mayoría de los que así piensan, llamarán a esa cosa especial que sólo tiene el ser humano como el alma. Otros lo podrán llamar de otra forma, es verdad; pero se le llame como se le llame, tienen dos cosas en común: son una cualidad que le dan al ser humano un distintivo especial respecto a otros seres vivos, y su definición es necesariamente metafísica; en el sentido de que su existencia no puede ser probada o rechazada por medios puramente racionales.


RACIONALIDAD E IRRACIONALIDAD

Hemos llegado a un punto importante.

Toda persona que crea en la existencia de esa cualidad metafísica del ser humano, está tomando una postura irracional. Esta dando por cierta una afirmación de la que no tiene ninguna experiencia, que está fuera del alcance de nuestros sentidos, y todo ello, sin aportar hechos físicos y tangibles que lo justifiquen. Es la creencia en un dogma, en algo irrefutable, en una invención humana..

En ese proceso, no toma parte la razón sino la necesidad irracional. Creen en un alma, porque es algo necesario para que el ser humano sea especial. Sin embargo, ya adelanto, que la razón niega durante el escrutinio de la realidad esa necesidad. No existen indicios en la experiencia de la realidad que indiquen que el ser humano tenga alguna cualidad diferencial respecto del resto de seres vivos.

No tiene sentido que alguien que defienda el dogma de la existencia del alma, prosiga leyendo este escrito. Está negando la principal premisa de la que parte el argumento racional, y además lo hace a partir de la irracionalidad. Como mucho, podrá seguir leyendo por curiosidad, pero nada más.

El resto de lo aquí escrito; va dirigido a personas racionales. Personas que sólo aceptan las verdades a las que la razón llega mediante la observación y el estudio del mundo físico que nos rodea. Que se niegan a creer en invenciones imaginarias creadas por el hombre para satisfacer sus necesidades.

Sólo un apunte para aquellos de vosotros que seáis orgullosos irracionales, una cita que espero os ayude a ver la luz:

Sería muy simpático que existiera dios, que hubiese creado el mundo y fuese una benevolente providencia; que existieran un orden moral en el universo y una vida futura; pero es un hecho muy sorprendente el que todo esto sea exactamente lo que nosotros nos sentimos obligados a desear que exista.
Enviar frase
Sigmund Freud (1856-1939) Médico austriaco.


Y QUÉ DICE LA CIENCIA

El siguiente paso lógico de aquellos que optáis por la razón, será que os preguntéis sobre qué es lo que nos dice esta sobre el sentido de la vida. Vamos a verlo.

No es fácil explicarlo y muchos menos comprenderlo. Es una tarea ardua, que requiere de bastante amplitud de mente. Sin embargo, también es cierto que es algo que enseñan a los alumnos en los institutos -o, al menos, en mis tiempos se enseñaba-, y que cualquiera es capaz de llegar a entender, a poco que le dedique algo de tiempo y esfuerzo intelectual.

El primer paso es comprender una famosa teoría de la ciencia; que se empezó a cocer en el siglo XIX, gracias a Charles Darwin, y que actualmente se ha visto revisada y mejorada por el neodarwinismo del siglo XX y XXI. Se trata de la teoría de la evolución.

Por mucho que lo intente, no voy a ser capaz de explicar la teoría mejor que los grandes pensadores y divulgadores sobre la evolución, así que os presento una pequeña bibliografía para aquellos que sientan realmente inquietud e interés por estos temas:

- El orgien de las especies. Charles Darwin (1859).
- El gen egoísta. Richard Dawkins (1976).
- El relojero ciego. Richard Dawkins (1986).
- Escalando el monte improbable. Richard Dawkins (1996).

Aunque no voy a entrar a explicar con detalle y exhaustividad la teoría de la evolución, si que voy a intentar resumir qué es lo que los científicos han descubierto:

A grosso modo, podemos resumirlo en una simple y sencilla frase: "Somos máquinas".

No el tipo de máquina que seguro te ha venido a la mente; creada por el hombre, hecha de tuercas y tornillos, sino máquinas formadas gradualmente durante millones de años mediante selección natural.

No sé que impresión te habrá causado la afirmación de que somos máquinas, pero es algo que cualquier persona observadora puede llegar a deducir sin necesidad de conocer nada de ciencias naturales. Al fina y al cabo, sólo hay que observar la naturaleza.
Obsérvate a ti mismo. Un objeto grande y complejo, que necesita energía para funcionar, un sistema de refrigeración para no recalentarse, un sistema de locomoción para desplazarse, etc.
Incluso tienes dentro de ti un libro de instrucciones con toda la información necesaria para construirte. Con la tecnología actual, es posible coger ese libro de instrucciones, y fabricar miles de personas idénticas a ti hasta el más mínimo detalle.

No eres más que una máquina que obtiene su energía asimilando otras máquinas y quemando la energía que obtienes de ellas. Está claro que si no comes; te paras, si no respiras; te paras, si no bebes agua; te paras, si no expulsas los desechos de la nutrición; te paras, si alguna parte de tu complicado engranaje no funciona; te paras...

Es evidente, y no soy ajeno, de que también existen diferencias entre una máquina construida por el hombre, y un ser vivo, pero no son diferencias importantes, ya que mi objetivo con este símil, es mostrar como los seres vivos no somos mas que objetos físicos complejos que aprovechamos y regulamos las fuerzas de la naturaleza y los demás objetos de nuestro entorno persiguiendo un fin: la reproducción.

Esa es la definición correcta de un ser vivo: máquina de reproducir. Un objeto físico macroscópico cuya principal función, su finalidad última, es reproducirse.


SELECCIÓN ARTIFICIAL

Para explicar la selección artificial no hay nada mejor que echar mano del mejor amigo del hombre; el perro.

Tomemos dos lobos, uno hembra y otro macho y hagamos que procreen. Vamos a imaginar que tienen n crías, y que dejamos a los padres que críen durante unos meses la progenie. Luego, vamos a seleccionar las crías macho y hembra más pequeñas, y el resto de crías las vamos a desechar. Una vez hayan madurado, hacemos a esas dos crías seleccionadas procrearse de nuevo, y repetimos el proceso de selección de las dos crías mas pequeñas entre la progenie.
Si repetimos este proceso de selección de crías pequeñas, en unas pocas decenas de generaciones podemos llegar a conseguir lobos del tamaño de un pequinés. Si seleccionamos; además, otras características de las crías como tener pelo rizado, o pelo de color blanco, que sean más o menos mansos, etc. realmente llegaremos a obtener un perro pequinés.

El proceso real del paso del lobo al perro fue un poco más complejo, pero nos vale esta muy cercana aproximación a la realidad.

¿Nunca te habías preguntado de dónde venía el perro? Ahora lo sabes. El perro es un animal creado, literalmente, por el hombre gracias a la selección artificial.

Es lo un ejemplo de lo que artificialmente se puede hacer en sólo unos cientos de años de
selección de caracteres. Un ejemplo de evolución de una especie en otra distinta.

Quizás te resulte increible, pero cierto; el hombre ha sido, y es, capaz de modelar seres vivos a su antojo, hasta el punto de crear nuevas especies.

Y es que es eso precisamente lo que la teoría de la evolución nos dice; que todas las especies de seres vivos que vemos a nuestro alrededor, han ido evolucionando poco a poco, a partir de un antepasado común. El ejemplo del paso del lobo al perro, es un claro ejemplo de evolución de una especie, motivada por la selección artificial ejercida por parte del ser humano.

Pero la selección artificial no es la única forma de forzar la evolución de las especies; ni siquiera la más importante, ni, en realidad, la responsable de la evolución de la mayoría de las especies en la Tierra. El verdadero motor de la evolución en nuestro planeta ha sido -y continua siendo- la selección natural.


SELECCIÓN NATURAL

La selección natural actúa mucho más lentamente que la artificial. De hecho, normalmente necesita de millones de años para conseguir la evolución de unas especies en otras. Pero también es una selección constante e incansable. Actúa en cada momento de la vida de cada ser vivo.

Un punto muy importante, es comprender que la selección de la selección natural, no la realiza ningún ente consciente; como es el caso del hombre en la selección artificial. No es necesaria ninguna consciencia que seleccione, se trata de una selección ciega; automática. Se trata de un proceso natural, resultado de que las leyes de la física sean como son. No es necesario para explicar la evolución y el origen de las especies, de ningún ente consciente que tome parte en el proceso.

¿Cómo se realiza entonces la selección en la naturaleza? Vamos a verlo.

En la Tierra, el medio ambiente es heterogéneo. Es decir; no es homogéneo en todo su volumen. Existen diferencias en las condiciones del medio. Por ejemplo; en unas zonas hace mucho más calor que en otras, en algunas partes llueve más que en otras, hay diferencias en el tipo de superficie, en la altura de su superficie respecto al nivel del mar, unas zonas están sumergidas completamente en agua salada, etc.

Los organismos vivos también tienen particularidades unos respecto a otros; incluso entre los de una misma especie. Cambian en color, tamaño, etc.

La clave es que; entre los descendientes de un organismo, puede haber una variación ciega, no determinista, que es en parte heredable. Esas mutaciones son las que hacen posible la variabilidad de las características de los organismos. Esto es importante tanto para la selección natural como para la selección artificial.

Ahora bien; lo que determina la selección natural, es que esa variabilidad entre organismos puede dar lugar a diferencias de supervivencia y de éxito reproductor, haciendo que algunas características de nueva aparición se puedan extender en la población.

Ahí tenemos la selección natural. Según sea el medio ambiente donde viva el organismo, y dadas sus características; estará mejor o peor adaptado para vivir en él. Es decir; se producirá una selección según sea la adaptabilidad del organismo al medio ambiente que le rodea. Evidentemente; los organismos mejor adapatados al medio, son los seleccionados.

La acumulación de estos cambios a lo largo de las generaciones producirían todos los fenómenos evolutivos.

Os dejo un enlace con más información sobre la selección natural: http://perso.wanadoo.es/e/calipige/filo/evo.htm

Copio, además, un fragmento de dicha web; con un ejemplo real de selección natural:

«Cuando se oye hablar de mutaciones y de selección natural,

instintivamente imaginamos extraños seres vivos que existieron hace millones de años, y ambientes exóticos como el de las islas Galápagos que estudió Darwin. Sin embargo se trata de una idea errónea pues estos procesos continúan en la actualidad y en zonas bien próximas a nosotros, como nos demuestra el caso de la Biston betularia. La Biston betularia es un pequeño insecto que vive en extensas zonas de Gran Bretaña, donde es conocida como mariposa del abedul. Normalmente y durante siglos, esta mariposa poseía un color blanquecino salpicado de pequeñas manchas oscuras que le servían como camuflaje cuando se posaba en la clara corteza del abedul. Esporádicamente, y debido a ciertas mutaciones, aparecían algunas de estas mariposas de color negro; sin embargo, pronto desaparecían ya que su color las hacía destacar sobre los árboles, convirtiéndolas en fáciles presas para algunos pájaros que se alimentaban de ellas.

La llegada de la era industrial cambió la situación. El humo del carbón recubrió la corteza de los abedules, de forma que, en estas circunstancias eran las mariposas blancas las que se destacaban sobre ellos, mientras que las oscuras pasaban prácticamente inadvertidas. En pocos años, casi todas las poblaciones de mariposas del abedul eran de color negro, ya que, por selección natural, era este tipo el que mejor podía sobrevivir mientras que el número de mariposas blancas descendió de forma espectacular.

Las medidas anticontaminación, y la progresiva sustitución del carbón han devuelto al medio rural británico su antiguo carácter, y, de nuevo, los investigadores pueden comprobar cómo la situación ha cambiado y en las poblaciones de Biston betularia vuelve a predominar el color blanco, quedando reducida la población de mariposas negras a una proporción similar a la que existía cuando comenzó la era industrial y se produjo el anterior proceso de adaptación»



MÁQUINAS DE REPRODUCIR GENES

Aunque todo lo dicho hasta sobre evolución es cierto; hay más por explicar. La cosa es que la la unidad de selección no es el individuo, ni el grupo, ni la especie; sino los genes.

Cada ser vivo tiene en su interior; codificada mediante moléculas en forma de doble hélice, toda la información necesaria para su construcción. Es decir; todo ser vivo tiene una especie de libro de instrucciones en su interior. A partir de la información de esas instrucciones, se construye el cuerpo del ser vivo portador.
Esas instrucciones se pueden subdividir en pequeñas partes; las cuales poseen ellas mismas una determinada expresión en el fenotipo. Por ejemplo; cierta cantidad de moléculas del libro de instrucciones que exprese el color de alas de una mariposa, será un gen. Las moléculas de las instrucciones que contengan la información sobre el color de ojos de una persona, serán genes.

Por ejemplo, cuando por selección artificial, el hombre fue seleccionando los rasgos del lobo para convertirlo, por ejemplo; en un perro pequeño, lo que realmente estaba seleccionando eran los genes que expresaban el tamaño de éste. Esa selección se acumula hasta llegar a individuos del tamaño deseado.

Pues bien; ahora sabemos que la verdadera unidad de selección en la selección natural es el gen.

El caso es que sólo somos -los seres vivos- un mero transporte y una mera herramienta al servicio de nuestros genes. Sólo somos máquinas de reproducir genes. Nada más. Todo el comportamiento, toda la voluntad, toda la lucha, todo el egoísmo, e incluso todo el altruismo, se supeditan y son debidos a nuestros genes.

Recomiendo fervorosamente, a todo aquel que dude o quiera saber más sobre estas afirmaciones, que lea más sobre ciencias de la biología. Un buen principio podría ser el libro de divulgación que ya recomendé antes: el gen egoísta.

Continuo.

Se trata de que los genes luchan; ciegamente mediante selección natural, por permanecer en el acervo génico. Luchan por seguir existiendo. Y no tienen otro propósito más que reproducirse para permanecer en el tiempo. Por ello, se dice simbólicamente que los genes son egoístas. Sólo se preocupan de su perpetuidad, sin importarles nada más. Pero no confundiros, no es un egoísmo consciente como el de una persona, es sólo un forma de llamar al hecho de que los genes sólo persiguen; de forma ciega y no voluntaria, su perpetuidad.


LUCHA CIEGA

Por ser las leyes de la física las que son, y gracias a un cúmulo de casualidades en cuanto al entorno y características de nuestro planeta, se ha producido una evolución espontánea de moléculas autorreplicativas. Esas moléculas capaces de reroducirse fueron evolucionando ciegamente. Los replicadores se fueron perfeccionando hasta la aparición del ARN y del ADN, y luego perfeccionaron su replicación agrupándose en células. A partir de ahí, aparecieron los seres pluricelulares; las plantas y, más tarde, los animales.

Se ha producido un aumento de la complejidad, pero en el fondo, aún hoy en día; millones de años después, se sigue tratando de lo mismo: moléculas replicativas luchando por perpetuarse en el tiempo.

Toda la vida sólo consiste en una lucha ciega de genes cuyo único fin consiste en persistir. Una lucha ciega; en el sentido de que no es consciente, sino un resultado espontáneo de las leyes de la física.

Al lector que le inquiete por qué las leyes de la física son las que son -favorables para la aparición de la vida-, y por qué esa casualidad de un entorno y características tan favorables para esa replicación espontánea, antes de que eche mano de alguna metafísica de rellenar huecos, les diré tres palabras: principio antrópico débil.
Las leyes de la física y la Tierra son como son, tan favorables a la vida, porque; de ser de otra manera -si no fuesen aptas para la vida-, no estaríamos aquí para poder asombrarnos de esta maravillosa casualidad.
Por poner un símil; imagina que el avión en el que viajas tiene un fallo de motor en pleno vuelo por el oceano Pacífico, es una probabilidad extraordinariamente pequeña que el avión caiga en una isla, y que, además; sobrevivas al impacto pero, a menos de que esa enorme casualidad ocurra no podrás maravillarte de la suerte que has tenido.


PARIENTES CERCANOS

Una importante consecuencia de este conocimiento sobre nuestros orígenes y sobre lo que somos es que nos permiten dar cuenta de nuestros comportamientos.

Os pondré dos ejemplos:

- ¿Nunca os habéis planteado por qué estáis más dispuestos a ayudar y proteger a un pariente cercano que a un extraño?

Hemos visto que somos máquinas al servicio de los genes, y éstos sólo quieren; simbólica y ciegamente, perpetuarse mediante su reproducción.
También es algo comprobado científicamente que; en general, cuando dos seres vivos se reproducen sexualmente, se produce una recombinación de genes. De manera que el descendiente de dicha reproducción tendra el 50% de los genes iguales a los de un progenitor, y el 50% igual al del otro.
Con tus abuelos compartes 1/4 de los genes, y conforme vamos desplazandonos por el árbol genealógico esa proporción de genes en común va disminuyendo.

Resulta pues que; conforme menos consanguineidad tengamos con la persona con la que tratamos, menos probable es que tengamos genes en común. Cuando tratamos con un extraño, es casi seguro que no compartiremos muchos genes con él.

Eso explica por qué el amor más fuerte sea el que existe entre padres e hijos, y que se esté dispuestos a dar la vida por un hijo, cuando ni nos planteamos dar la vida por un extraño.

Si unos mafiosos nos ponen por delante a nuestro hijo, a un primo, y a un extraño; y nos dicen que podemos salvar a dos de ellos, y que el tercero será fusilado; el 99,999...% de la población salvará a su hijo y a su primo.
La clave es que, aunque parezca una selección nuestra, se trata de que simplemente estamos siguiendo las reglas que llevamos impresas en nuestro cerebro en favor de nuestros genes.

Somos máquinas para reproducir nuestros genes, muy bien programadas para tal fin.

¡Ojo! No es que seamos autómatas sin voluntad, sino que nuestra voluntad se basan en un conjunto de reglas precargadas en el cerebro desde nuestro nacimiento. Reglas a las que no es casi imposible no obedecer -y, que; el solo hecho de intentar no obedecerlas, nos hará sentir frustrados, infelices e insatisfechos-.

Por ejemplo; una regla que llevamos precargada en el cerebro es que el incesto es algo malo.
Es bien sabido que; de prácticas de incesto, la probabilidad de que nazcan descendientes con deficiencias es muy alta. Luego ese "algo malo", no es más que el equivalente a "algo que no le conviene a nuestros genes". Y como es algo que no le conviene a nuestros genes; llevamos bien impresa una regla que nos obliga a evitar practicas de incesto. Una persona obligada a desobedecer esa regla se sentirá muy frustrado e infeliz (a menos que se trate de una persona con algún tipo de enfermedad mental).

- ¿Nunca os habéis planteado el porqué del racismo?

Con lo dicho hasta ahora ya estáis en condiciones de encontrar vosotros mismos la solución. Exactamente, el racismo tiene su base en nuestro conjunto de reglas precargadas.
Nuestros genes saben -siempre ciegamente- que es muy probable que tengamos muchos más genes en común con una persona de igual color de piel que nosotros, que con otra de distinto color. Luego, para nuestros genes, es una buena táctica precargarnos con una regla que nos invite a rechazar a personas de distinto color de piel, en favor de personas de nuestro mismo color.

Podríamos seguir con muchos más ejemplos de reglas precargadas. Por ejemplo; ¿te has preguntado alguna vez por qué te atraen tanto las hembras con los senos grandes [si eres hombre], o los hombres con los abdominales bien definidos [si eres mujer]?
Sólo debería quedar claro, que todo nuestro comportamiento está reglado por un conjunto de normas que debemos seguir si queremos no sentirnos infelices y frustrados. Normas que sólo persiguen favorecer a nuestros genes...y nada más.


CAMBIAR LAS REGLAS

¿Y no es posible cambiar las reglas? Después de todo, ¿no es cierto que podemos tratar bien a una persona de color de piel distinta a la nuestra en la sociedad de hoy en día; sin sentirnos frustrados por ello? (por poner un ejemplo).

Eso es una ilusión. Un espejismo. Podemos creer que hemos modificado una regla o que hacemos lo contrario a lo que dice la misma, pero sólo será una farsa. Si estamos llevando la contraria a una regla, y no nos sentimos disgustado por ello, es simple y llanamente porque con ese cambio seguimos haciendo lo que más le favorece a nuestros genes dadas unas circunstancias determinadas.

Puede parecer que en occidente ya no somos racistas, pero eso es una ilusión. Lo que realmente ocurre, es que existe una simbiosis de mutua ayuda. Occidente recibe mano de obra barata, mientras los inmigrantes reciben recursos que de otra manera no tendrían. No es que no le llevemos la contraria a la regla del racismo, sino que; por ahora, nos conviene más un pacto. ¿Qué está ocurriendo por ejemplo en Italia con la crisis? Vuelve el racismo, la ultraderecha gana las elecciones, la gente no quiere ya a los inmigrantes entre ellos, el pacto se ha roto: la regla vuelve a tener vigencia.

No hay forma de cambiar las reglas -en el sentido de ir en contra de los intereses de nuestros genes-. Estaremos siempre y por siempre; al servicio de nuestros genes. Haremos siempre lo mejor para ellos, si es que no queremos ser infelices o sentirnos frustrados.


¿Y EL SENTIDO DE LA VIDA?

Vamos a ver que podemos deducir de la visión racional del mundo respecto del sentido de la vida:

1) Si por sentido o finalidad nos referimos a la finalidad ciega y no consciente que siguen los genes por persistir en el tiempo, esa sería la finalidad de la vida. Pero; en el fondo, esta visión es un absurdo, porque es el equivalente a decir que el sentido o finalidad de la ley de la gravedad es que los cuerpos caigan hacia abajo, cuando que los cuerpos caigan hacia abajo es sólo una consecuencia ciega de dicha ley. Para poder hablar de sentido o finalidad de algo es necesario un acto consciente y no una simple consecuencia ciega.

2) Pero hemos visto; racionalmente, que la vida no es más que genes luchando por perpetuarse ciegamente; de forma espontánea; igual que caen los cuerpos de forma espontánea ante una fuerza de gravedad. Racionalmente podemos afirmar que no existe ningún sentido o finalidad para la vida; es el resultado o consecuencia de una ley de la naturaleza: la ley de la evolución.

Sin embargo aunque sabemos que no existe un sentido para la vida, como algo abstracto y general, sí que existe un sentido para tu vida y para la vida particular de cada ser vivo: favorecer la supervivencia de los genes que lo componen; ya sea directamente mediante nuestra reproducción, o indirectamente, ayudando a otros seres con los que compartamos más o menos genes a procrear.

Eso es todo. Cualquier meta que te propongas en la vida y que te haga sentir bien; salvo enfermedad mental, estará relacionada directa o indirectamente en aumentar la supervivencia y reproducción de tus genes.


¿Y EL SENTIDO DE LA MUERTE?

Aquellos que tengáis inquietudes por saber cual es el motivo por el que morimos; os recomiendo un fabuloso libro que trata este tema, editado por la Universidad Complutense de Madrid: Biología de la Muerte.

No voy a entrar en mucho detalle, y sólo voy a exponer la conclusión a la llega la biología a este respecto.

Los seres vivos mueren porque no es necesario que no lo hagan.
Me explico. En biología ya sabemos que todo gira en torno a los genes. Pues bien, a los genes no les favorece estar en huéspedes o máquinas inmortales. Para asegurar su perpetuidad y eternidad, les es más favorable máquinas de reproducción temporales.

Lo que en realidad ocurre, a otro nivel de abstracción, es que la selección natural deja de proteger a los individuos una vez pasada la edad fértil.
Cada ser vivo tiene una edad en la que madura y es capaz de reproducirse. La selección natural protege con toda su fuerza ciega a los individuos para que lleguen a esa edad fértil y se reprduzcan. Luego, la clave está en que los seres vivos -normalmente- no obtienen cada vez un mayor número de descendientes, sino un número más o menos constante, y; además, conforme pasa el tiempo es más probable que el individuo muera de forma no natural -por ejemplo, a manos de un depredador o una enfermedad-. Esas dos circunstancias son las que evitan la inmortalidad y favorecen la vejez y la muerte. El número de descendientes es constante pero la probabilidad de sobrevivir cada vez es menor, por lo que la selección natural va poco a poco perdiendo poder evolutivo, hasta no tener ninguno. Es imposible que un ser vivo viva eternamente sin una protección constante de la selección natural, y esta es imposible; a menos que el ser vivo en cuestión produzca cada vez más descendientes conforme aumenta en edad. Esto es lo que le ocurre, por ejemplo, a cierto tipo de árbol. Conforme aumenta en edad, es más grande, y tiene más descendientes en cada estación. Eso es lo que hace que ese tipo de árbol sea prácticamente inmortal. Sólo muere por causas fortuitas y accidentales; pero no por causas naturales.

Por desgracia; el 99% de las especies -incluida la humana- no aumenta su número de descendientes conforme aumenta en edad, por lo que están condenados a envejecer y morir.

Lo que debe quedar claro, es que la muerte es un proceso natural, que no persigue ningún fin. No tiene ninguna finalidad o sentido. Es algo que ocurre espontáneamente por ser las leyes de la física las que son.

La muerte y la vida, son conceptos abstractos creados por el hombre. No tienen más sentido que el que queramos darle por necesidad; por dogma. En realidad, la razón nos dice que son sólo procesos naturales, ciegos, y espontáneos; productos de una ley natural; la ley de la evolución.
Y, como ley natural que es, no hay ningún sentido o finalidad esencial para ella. Las leyes de la naturaleza sólo son así, y si se les quiere asignar algún sentido; por necesidad humana, para ayudarnos a asimilar lo que la razón ha descubierto, hay que hacerlo desde la irracionalidad; mediante imaginaciones, invenciones y dogmas guiados por la negación. Negación a aceptar la realidad, a aceptar lo que somos. Negación de la propia razón.

Hay que aceptar lo que la razón nos dice: sólo somos conjuntos de moléculas que se unen y se separan siguiendo las leyes de la naturaleza; el resto, no son más que conceptos creados por el hombre, conceptos sin realidad física.


LOS MEMES

Tal vez te preguntes que; si todo lo que he dicho es cierto, ¿cómo es que nunca habías oído hablar de ello? ¿cómo puede algo tan increíble pasar desapercibido en nuestra sociedad? Buena pregunta. Y la respuesta requiere hablar de otro concepto biológico; el concepto de meme.

El ser humano es un ser vivo muy complejo. Su complejidad reside en una superior capacidad intelectual, capacidad que origina que poseamos lo que se ha dado en llamar cultura. Esa información cultural se transmite entre personas en el tiempo gracias a la capacidad de nuestro cerebro. Esa transmisión puede ser mediante enseñanza, imitación o asimilación, costumbre, etc.

A esos rasgos culturales de transmisión les vamos a llamar memes. De esa manera, el lavarse las manos antes de comer; es un rasgo cultural transmitido generacionalmente a partir de cierto periodo de la historia de la humanidad. No es algo innato al ser humano sino una información transmitida de generación en generación.

Pero no todos los memes se replican con igual eficacia. Algunos desaparecen a los pocas horas o días, mientras que otros continúan en nuestro acervo memético; que es nuestra cultura, desde hace milenios.

Existe similitudes entre genes y memes: fecundidad, longevidad, y fidelidad en la replicación. Y la teoría indica que la supervivencia de ambas siguen una ley evolutiva parecida.
Por poner un ejemplo; la idea de lavarse las manos permanece con nosotros desde hace muchos años; ya que es una idea propicia a replicarse, debido a sus buenas concecuencias para quien la practique. Una idea, como por ejemplo, que comer carne que huela mal es aconsejable; nunca se replicará debido a los efectos nocivos que su información tiene para el sujeto que lo practique.

El proceso evolutivo es claro: una persona que replique el meme de que beber agua oscura no es malo, es muy probable que muera debido a una infección, y que su muerte desacredite dicho meme evitándose así su difusión. Una persona que replique el meme de que beber agua clara y cristalina es una buena idea y beber agua oscura no, será poco probable que muera envenenado por agua en mal estado, con lo que seguirá toda su vida enseñando y difundiendo dicho meme.

Los memes, a su vez, pueden agruparse formando macromemes, que son un sistema de muchos memes interrelacionados formando un objeto cultural complejo. Por ejemplo; el conjunto de dogmas de una religión, un conjunto de leyes judiciales, etc.

Para aquellos que quieran profundizar sobre este importante e interesante tema os recomiendo el siguiente libro:

- Blackmore, Susan (2000). La máquina de los memes.

Sin embargo, por primera vez en todo lo que llevo escrito, voy a aportar algo original. Una discrepancia personal respecto a cierto punto de la teoría de memes, explicada según la tesis actual. Es un detalle que considero de vital importancia y que voy a exponer a continuación:

Resulta que la replicación de memes y genes se dice que ocurre de forma independiente. A lo sumo, que existe un refuerzo entre unos y otros. Es decir; se habla de una independencia casi total entre la evolución de los genes y de los memes.
No estoy nada de acuerdo. Yo defiendo una supeditación absoluta de la evolución memética ante la evolución genética. Los memes evolucionan según su capacidad en favorecer la supervivencia y persistencia de los genes.

Según la tesis actual sobre la evolución de los memes, el equivalente a la selección natural para ellos no está nada claro. ¿Cómo se seleccionan los memes? Se habla de que las buenas ideas son las que perduran y por eso son buenas, y que las malas ideas no son capaces de replicarse pero, ¿Por qué perduran precisamente esas ideas; a las que llamamos buenas? No se dice nada al respecto. No se puede encontrar una selección natural para los memes, porque no tienen un fenotipo que expresar, sino que son sólo información. Información que debe una persona interpretar y transmitir. Los memes dependen para su duplicación de las personas, y estas ya sabemos que no son más que máquinas para reproducir genes. Es decr; una buen meme, será aquel que favorezca la supervivencia de las máquinas que lo van, o no, a transmitir. Es decir; que favorezca la replicación de sus genes.

Se puede comprobar fácilmente que los memes que perduran, se pueden ir descomponiendo en conceptos más simples, para llegar finalmente a conceptos relacionados estrechamente con la supervivencia de los genes.
Por ejemplo; partamos de un macromeme como es el conjunto de leyes judiciales que rigen las normas de nuestra sociedad. Es un conjunto de memes que se transmiten de generación en generación debido a que son buenos memes. La ley dice que es delito; o lo que es lo mismo, que está prohibido asesinar a otra persona. Es fácil ver como este meme, es un buen meme, precisamente porque favorece la supervivencia de nuestros genes. Permitir el asesinato supondría un caos en la sociedad, lo que repercutiría en la supervivencia de los genes de cualquier persona y sus parientes.
En resumen, podríamos decir que el conjunto de leyes judiciales dominante en la sociedad, es el resultado de un proceso evolutivo de memes, cuyo objetivo final no es más que el de fomentar y asegurar la supervivencia de los genes del hombre.

Es indudable el valor de la evolución memética para nuestros genes. Comenzamos siendo pocos miles de personas en el mundo, y ahora; apenas sin cambiar nuestro código genético, somos miles de millones en la Tierra. Sin duda, la evolución memética es una gran herramienta al servicio de los genes. Grandes macromemes como la justicia, y los conocimientos científicos han conseguido esta maravilla.

El malentendido que ha llevado a que nadie vea esta supeditación meme-gen se deben a ejemplos mal interpretados. Por ejemplo, el caso del sacerdote y el voto de castidad. Ese sacerdote debe hacer un esfuerzo para llevar la contraria a la regla preprogramada en nuestro cerebro que nos lleva a hacer el acto sexual. Muchos sacerdotes fracasan y rompen el celibato -aunque quizás lo oculte-, otros aguantan hasta que la frustración de llevar la contraria a los genes les convierte en enfermos mentales y acaban abusando de niños, otros simplemente se foguean masturbándose día y noche, etc. Sin embargo, ahí está el meme del celibato. ¿Por qué ha sobrevivido si parece ir en contra de los genes? La postura que han tomado los científicos ha sido declarar la independencia entre meme y gen. Eso es, como ya he comentado, un error según mi punto de vista.
Lo que ocurre, es que este meme favorece la supervivencia de otro meme que lo engloba y que es más importante. El macromeme de la religión a la que pertenece el sacerdote. Ese sacerdote es un sacrificio necesario. Mediante el sacrificio de los genes del sacerdote, ese macromeme, terminará consiguiendo muchos beneficios para nuestros genes en general. Es el equivalente al sacrificio de ciertos machos de ciertas especies de insectos, que se dejan devorar por las hembras tras la fecundación para alimentarlas y que puedan criar a su descendencia con un mejor pronóstico.

Por cierto, el ejemplo más claro de supeditación de los memes ante los genes lo tenemos en la religión organizada. Todos sus dogmas están dirigidos a fomentar la replicación: prohibición de los metodos anticonceptivos, prohibir el aborto, fomentar tener toda la descendencia posible, prohibir la eutanasia, difamar al homosexual, declarar al suicidio como pecado, etc. Evidentemente, todo orientado a favorecer a nuestros genes. Ahora queda claro por qué no hay macromeme mejor adaptado que el de las religiones organizadas.

Por último, sólo puntualizar que los memes mejor adaptados, no son los más racionales, sino los que mejor favorecen a los genes. La lucha que actualmente tiene lugar entre el creacionismo y el evolucionismo para explicar el origen del hombre, es la lucha entre un meme racional que aporta poco a la supervivencia de nuestros genes, frente a un meme que ayuda a su macromeme religioso que ya vimos que ayuda de muchas maneras al ser humano a sobrellevar esta dura vida. No es de extrañar que la teoría de la evolución esté perdiendo la batalla.

El macromeme religioso, es evidente que no es un macromeme racional, parte de metafísicas irracionales inventadas; que probablemente serán falsas, pero no es menos cierto que ayudan al hombre en su lucha por la supervivencia de sus genes. No son el opio del pueblo, sino un consuelo necesario para el pueblo.

Al inicio de este apartado nos preguntábamos por qué; probablemente, nunca habías oído hablar de todo esto que te estoy contando. La respuesta la tenemos ahora. Es un macromeme poco eficaz en cuanto a fecundidad. No es útil para el ser humano en cuanto a fomentar la replicación de nuestros genes, más bien al contrario,y; para colmo, es complejo de transmitir y enseñar.
Incoscientemente, y por estas mismas razones, es posible que tengas una aversión innata sobre todo este tema que quizás no te sepas explicar.


¿LIBRE ALBEDRÍO? NO TAN LIBRE

La mente no es más que la actividad de nuestro cerebro. Nuestra conciencia, nuestra voluntad, nuestros sentimientos; todo nuestro comportamiento, no es más que la actividad de un complejo procesador de información. Una red neuronal que ha evolucionado poco a poco durante millones de años, dando lugar al autómata más complejo que ha poblado la Tierra: el hombre.

Complejo, sí, pero autómata al fin y al cabo. No nos dejemos engañar por el cuento del libre albedrío; no es más que otro concepto que el hombre necesita para sentirse especial. Nos hace parecer distintos a los demás seres vivos. Ellos son claramente autómatas programados para sobrevivir, pero nosotros no; nosotros no somos como ellos...nosotros tenemos libre albedrío. ¡Qué falacia más triste!

Nuestra aparente capacidad de decisión no es más que una ilusión. Como el resto de seres vivos, seguimos al servicio del gen, total y completamente. Los genes dan forma al hardware del hombre; que es su cerebro, y al software que éste procesará. El equipo y las reglas que éste computará están fijadas desde el principio. ¿De dónde proviene la ilusión del libre albedrío entonces? Pues sencillamente en que; en vez de tener grabadas todas y cada una de las reglas del comportamiento instintivo, como les ocurre a los animales menos evolucionados, nosotros tenemos dos tipo de reglas preprogramdas: reglas innatas de comportamiento inamovibles -los instintos-, y reglas de comportamiento aprendidas -formadas por los memes-.

Las reglas innatas instintivas son las que más claramente expone el comportamiento autómata de un ser vivo. El instinto de supervivencia en general, el instinto sexual, la aversión al incesto, los instintos primarios en general. De ser éstas las únicas reglas del ser humano, no habría ilusión alguna, estaría claro que sólo somos autómatas programados como es evidente que son el resto de seres vivos con menor capacidad intelectual. Pero ocurre que tenemos el conjunto de reglas aprendidas, esas reglas dinámicas; reglas que evolucionan.

Pero ya sabemos que esas reglas culturales, a las que llamamos memes, están en el fondo al servicio de los genes. No hay libertad de decisión; tanto si seguimos el instinto, como si seguimos ideas meméticas, estaremos actuando de forma más o menos directa en favor de nuestros genes. ¿Dónde está entonces la esperada libertad, si hagamos lo que hagamos, para sentirnos bien y satisfechos debemos actuar de acuerdo a unas reglas? Cualquier persona que intente saltarse esas reglas se sentirá frustrado e infeliz. Terminará deprimido, agotado, y; por supuesto, derrotado.

No hay tal libertad de decisión, sino más bien una distensión. La evolución nos ha otorgado la capacidad de hacer las cosas a nuestra manera, no nos va a programar todo nuestro comportamiento, sino sólo algunos instintos, y para el resto de nuestro comportamiento nos va a dar libertad aunque; eso sí, nos va a premiar o a castigar mentalmente según sigamos la senda o nos alejemos de la misma; la senda de nuestro fin último: replicar nuestros genes.

Si nuestros actos favorecen directa o indirectamente la replicación y supervivencia de nuestros genes, se nos mandará una inyección de endorfinas, estaremos satisfechos, felices. A ese acto que nos produce ese estado de ánimo lo llamaremos abstractamente hacer el bien. Hacer algo que va contra nuestra supervivencia, nos hará sentir frustrados, apenados, disgustado, será un síntoma de que hemos hecho algo malo. En torno a ese bien, y ese mal, se irá construyendo la cultura de la sociedad, los macromemes dominantes. Y, como miembros de esa cultura deberemos seguir los memes que han sobrevivido, aquellos que mejor favorecen la replicación de nuestros genes: ¿Dónde está la libertad?

Se dice que tenemos la libertad de elegir entre el bien y el mal, pero si alguien elige el mal, será tachado de enfermo, repudiado, y encarcelado. Y es lógico, porque tal persona no está siguiendo las reglas; no es apto para vivir en sociedad y dejar descendencia, es una persona defectuosa, que no conviene en nada a nuestra finalidad que seguro que ya sabéis la que es.

Ahora vemos que el libre albedrío es una farsa, una ilusión. No somos distintos al resto de seres vivos. Igual que ellos somos autómatas, sólo que con una distención en cuanto a la estaticidad de nuestras reglas, podemos actuar de forma más o menos dinámica, siempre y cuando, nuestros actos obedezcan finalmente a la más importante regla que llevamos impresa en el cerebro: hagamos lo que hagamos, debemos favorecer la replicación y supervivencia de nuestros genes.

Podemos resumir en que nos creemos libres, cuando tenemos programado que; hacer el bien nos hará sentir bien, y hacer el mal nos hará sentir mal -salvo enfermedad mental-, y cuando sabemos que hacer el bien significa hacer lo mejor para nuestros genes, y hacer el mal, perjudicarlos de alguna manera más o menos directa. Ese condicionamiento no es compatible con una verdadera libertad de elección.


¿LA RAZÓN NOS HACE ESPECIALES?

Es indiscutible que somos los únicos seres vivos racionales de la Tierra. ¿Nos hace eso especiales? Pues será relativo al sentido que le demos a esa especialidad. Si nos referimos únicamente a que poseemos una característica única entre los animales, sí somos especiales. Sin embargo, si nos referimos a que somos un tipo especial de ser vivo, diferente a los demás, por el sólo hecho de poseer racionalidad, no lo es. Somos animales racionales, pero animales al fin y al cabo.

Lo que la razón dice de sí misma, es que es el resultado del proceso evolutivo. La razón es una habilidad que aparece evolutivamente y que resulta ser una herramienta muy útil al servicio de los genes. La razón no es más que eso; una herramienta evolutiva al servicio de los genes del ser humano. Gracias a ella se ha producido una mejora exponencial en la capacidad de supervivencia y replicación del ser humano. Hemos pasado de ser un puñado de hombres, a miles de millones.

Pero, no hay que confundirse. La razón no es un herramienta nacida con el fin de conocer la verdad sobre la realidad de nuestro universo, es una herramienta nacida con el único fin de favorecer nuestros genes mediante el conocimiento del mundo más aproximado posible.

No es un don otorgado por una deidad metafísica, sino un resultado del proceso evolutivo por selección natural. Seguimos siendo simplemente un ser vivo más, nada especial; en cuanto a que somos el resultado de la evolución, y a que seguimos luchando por la difusión para nuestros genes.

Nuestras ansias de conocimiento son otra forma de condicionamiento biológico. Una forma de lanzarnos en busca de nuevos ingenios que mejoren nuestra capacidad replicativa: buscar nuevas fuentes de energía, nuevos avances en la medicina, nuevos medios de transporte, etc.

Hace poco que se ha hecho público un estudio de la Universidad de California, en Estados Unidos, que demuestra como; cuando conseguimos comprender algo, se desata una cascada bioquímica que recompensa al cerebro con una inyección de endorfinas. La necesidad de experimentar nuevos estímulos y resolver nuevos problemas nos conduce a una búsqueda constante de nuevos conocimientos.


OBJETIVO SOCIAL

Otra caracteristica a destacar del ser humano es que se trata de un animal social. Vivimos en sociedad, cooperamos y nos esforzamos juntos. Pero, ¿cuál es el objetivo que persigue la sociedad como conjunto? Pues simplemente mejorar el pronóstico en la replicación. Vivimos en sociedad porque evolutivamente ha favorecido nuestras posibilidades de supervivencia, y eso es todo. No es nada especial, otros animales también lo hacen.

¿Cuál puede ser el objetivo del ser humano como animal social? La respuesta está clara, ninguno en especial. Miles de millones de seres humanos han nacido, crecido, se han reproducido, y han muerto. Han realizado el ciclo del a vida y, ¿qué han conseguido? Sólo que hoy en día en vez de millares de personas existan miles de millones de ellas, eso es todo. Personas que hoy en día, siguen luchando insconcientemente para aumentar ese número.

Pero, claro, los recursos en la Tierra son limitados y es cada vez más difícil aumentar el número de seres humanos viviendo de manera sostenible así que, ¿qué podemos hacer ahora?

Uno de los temas más recurrente en ciencia-ficción siempre ha sido la colonización humana de otros mundos. Expandir nuestro material genético por otros planetas. Es nuestro sueño. ¿No es evidente que es por eso, por lo que se gastan cada año miles de millones en investigación espacial?

¿Nadie se plantea para qué tenemos que ir a Marte e intentar colonizarlo? ¿Nadie ve el objetivo claro que se persigue con ello? ¿Nadie ve lo evidente? Con toda nuestra complejidad, con nuestra todopoderosa racionalidad, con nuestra sociedad, con nuestra cultura, con todo; en el fondo esta claro que nuestro único objetivo es ayudar a perpetuar nuestros genes -en nuestro planeta o en cualquier parte del Universo-.


YO NO ME REPRODUZCO

Quizás alguien se sienta libre de la carga de sus genes. Que todo lo dicho hasta ahora no es válido para él. Pensará que está burlando su destino, y sólo por el hecho de que él no se reproduce, porque se niega a tener descendencia. No te alegres tanto, amigo, eso es sólo una ilusión.

Hemos visto que el ser humano es un animal social, y tú eres el equivalente a una hormiga obrera. Trabajarás toda la vida -física o intelectualmente- y vivirás al servicio de la sociedad. El caso es que; aunque no replicarás tus genes directamente, lo harás indirectamente con tu ayuda a la sociedad. Serás un obrero al servicio de quienes sí se reproduzcan. Sigues estando a las órdenes de tus genes, sólo que de una forma menos evidente.

Todo lo dicho hasta ahora, tiene validez también para ti, no lo dudes.


¿PARA QUÉ?

Miles de millones de seres humanos han vivido hasta la actualidad. Han seguido el ciclo de la vida. Una pregunta lógica es preguntarse para qué. ¿Para qué ha servido la existencia de todas esas personas anónimas? Racionalmente sabemos que sus existencias sólo han seguido una finalidad ciega e inconsciente: perpetuar sus genes. Finalidad que compartimos con ellos, y que compartirán nuestros hijos, y los hijos de sus hijos, y así en una regresión infinita. Una regresión que no tiene fin, puesto que la vida no tiene ningún fin o propósito esencial superior.

Materia viva y materia inerte, ¿dónde está la diferencia? Hace unos días un científico logró crear la primera bacteria sintética. Cogió nucleótidos de un bote y los fue uniendo uno tras otro hasta formar una bacteria. Esa bacteria se convirtió, instantáneamente, en ser vivo.
Otro estudio desveló que los nucleótidos; dadas ciertas condiciones favorables, aparecen de forma espontánea a partir de sus compuestos más simples.
Todo eso, junto con el principio antrópico del que ya he hablado, hace posible que tengamos una explicación racional para el origen de la vida. No hace falta nada especial, no es necesaria ninguna metafísica.