sábado, 26 de julio de 2014

El gusano humano


Partimos de las siguientes premisas, apoyadas en gran medida por ciencias como la física, la psicología, la psicología evolucionista, además de por la biología y las neurociencias en general:

1) Necesidades y motivaciones constituyen, por así decirlo, el motor que impulsa a la persona a actuar.

2) Motivación es un término bastante amplio utilizado en psicología para comprender las condiciones que proporcionan al organismo la energía para implementar acciones tendientes a obtener algún fin; y ese fin está relacionado directamente con las necesidades. En otras palabras, la conducta humana se dirige, normalmente, hacia la satisfacción de sus fines u objetivos (necesidades).

3) Nuestro origen evolutivo, garantiza que cualquier fin u objetivo que se proponga satisfacer un ser humano sano, va a estar SIEMPRE directamente relacionado con los "fines u objetivos" que la propia evolución ha establecido y determinado durante el largo proceso que ha dado origen a nuestro organismo.

4) La evolución es un proceso físico espontáneo, que no persigue ningún fin esencial o racional, sino que simplemente "dirige" o "empuja" irracionalmente a los organismos vivos hacia la supervivencia y la reproducción. Se puede hablar, por lo tanto, de un "objetivo" evolutivo, pero ese fin no será nunca racional, sino pura consecuencia del funcionamiento físico del mundo. Se puede decir que la evolución empuja a un organismo a moverse hacia la supervivencia, exactamente del mismo modo que la gravedad empuja  a la piedra a caer.

5) La supervivencia y la reproducción de un organismo vivo requiere de un aporte constante de energía y de materia, lo que se traduce en una necesidad de satisfacción constante e ilimitada por parte del organismo.

De estas premisas, que como digo tienen un fuerte apoyo científico detrás, podemos deducir lo siguiente:

Conclusión) TODA conducta humana, se orienta SIEMPRE hacia la resolución de ILIMITADAS necesidades irracionales ("fines" y "objetivos" evolutivos) . 

Y esto nos dice, ni más ni menos, que la conducta de CUALQUIER persona, va a estar SIEMPRE OBLIGATORIAMENTE dirigida a satisfacer necesidades e intereses evolutivos irracionales:

TODA la conducta humana es en el fondo irracional; y esto es así por mucho que utilicemos el razonamiento en la resolución de nuestras necesidades. Es decir; que aunque usemos constantemente la razón como apoyo en la resolución de nuestros problemas diarios, esas necesidades son en esencia irracionales; por lo que TODA esa conducta, fruto de una motivación irracional evolutiva, debe ser y es, en sí irracional.

No es una conclusión fácil de digerir; y pocas personas la abrazarán con gusto. Lo más normal es suponer que la racionalidad hace del hombre un ser especial, con toda su tecnología y su ciencia...pero es pura ilusión psicológica. Como dijo Nietzsche: "el destino del hombre no se distingue del destino del más vil gusano", y no hay cosa más evidente que esa cuando se reflexiona sinceramente sobre nuestra motivaciones diarias:

Toma cualquier pensamiento que tengas a diario, cualquiera. Te aseguro que ese pensamiento, sea el que sea, se puede sin duda reducir a motivos evolutivos de supervivencia y/o reproducción. Y aunque algunos pensamientos o conductas complejas puedan parecer a simple vista resistirse a esta reducción (el arte, la música, etc.), en el fondo son pura fachada, y la psicología evolucionista ya se ha encargado de reducirlos objetivamente a meros motivos evolutivos. No es posible que un organismo evolutivo desee o busque algo que no favorezca un "fin" evolutivo de un modo u otro porque, de ser ese el caso, los genes que codifican (aunque sea parcialmente) ese comportamiento, hace tiempo que habría desaparecido del acervo génico.

Me gustaría enfatizar en esto de nuevo: cuando se reduce cualquiera de las motivaciones que guían nuestros actos a diario, todo se reduce a pura irracionalidad. Y lo que aparenta racionalidad a simple vista, termina siempre reducido a un punto muerto en el que hay que aceptar la irracionalidad detrás de nuestro origen natural evolutivo.

Pongamos un ejemplo práctico para ver mejor ésto:

  • Situación: "Nos levantamos por la mañana, vamos a comprar el pan, desayunamos, y nos dirigimos al trabajo. Por el camino, nos tropezamos con una chica: cruzamos miradas y echamos un vistazo rápido de su cara y su figura; '¡qué buen cuerpo!, pensamos'. Seguimos adelante, y llegamos al trabajo. Realizamos diversas tareas que nuestro jefe nos dicta durante unas horas. Salimos al medio día, y vamos a recoger a los niños al colegio. Hacemos la compra del día en el super, y luego vamos a casa a almorzar. Volvemos al trabajo por la tarde, y socializamos un poco con nuestros compañeros tomando un café: 'cómo me pone la niña de recursos humanos, pensamos'. Terminamos por fin de trabajar, y tras dejar las cosas en casa, nos cambiamos y vamos al gimnasio a hacer algo de deporte. Volvemos a casa, hacemos la cena, y hablamos un poco con nuestra mujer y los niños. Finalmente, y si la cosa se tercia, hacemos el amor con nuestra pareja, y nos vamos a dormir."

Esta situación, puede ser perfectamente el día a día de cualquier hombre de mediana edad. Pues bien, todo lo que esa persona hace, es resolver racionalmente diferentes necesidades que se le han ido presentando durante todo el día. Su conducta ha sido motivada por esas necesidades que ha debido resolver; y ha hecho uso intensivo de la razón para resolverlas de un modo eficiente. Pero si nos fijamos bien en cada necesidad en concreto a resolver, siempre la podemos reducir a "objetivos" evolutivos: buscar alimento para conseguir energía, usar esa energía trabajando para obtener recursos con los que mantener a la familia, observar instintivamente el atractivo de una chica desconocida con la que nos cruzamos, en busca de evaluar alternativas reproductivas para una posible necesidad futura, alimentar, educar, y cuidar de nuestros hijos, ir al gimnasio con ánimos de mejorar nuestra salud y nuestro atractivo sexual hacia los demás, hacer el amor con nuestra pareja en busca de satisfacción sexual, dormir para descansar y recuperar fuerzas, etc.

Y todo parece normal, ¿verdad? No se ve nada raro; de hecho, como digo, este puede ser el día a día de muchos de nosotros. Pero la sorpresa quizás llegue cuando nos preguntemos sobre el porqué o el para qué satisfacer con tanta vehemencia esas necesidades diarias: ¿para qué hacemos lo que hacemos?:

Cuando una persona va al gimnasio (conducta), su motivación principal es la de resolver la necesidad de estar sano (para sobrevivir lo máximo y en las mejores condiciones posibles), y la de necesidad de ser atractivo (para poder, en el momento que sea necesario, hacer uso de ese atractivo para encontrar una buena pareja, además de obtener otras ventajas sociales relacionadas con el atractivo). Y aquí está el quid de la cuestión: resolver esas dos necesidades yendo al gimnasio es algo lógico y racional, pero ¿por qué y para qué tanto ahínco en resolver esas dos necesidades? ¿para qué estar sanos y ser atractivos? La respuesta es sencilla: para satisfacer los "fines" evolutivos de supervivencia y reproducción.

Y, por último, sólo nos queda dar un último salto para comprender el absurdo del mundo: ¿por qué y para qué luchar y actuar en pos de la supervivencia y la reproducción? No hay razón alguna que pueda satisfacer este interrogante. He aquí la muestra de la irracionalidad de nuestra conducta, y por ende, de nuestro mundo. Nos afanamos y nos torturamos continuamente por satisfacer necesidades absurdas; necesidades que simplemente hay que satisfacer porque el mundo es como es; del mismo modo que una piedra debe caer para satisfacer la ley de la gravedad. 

No hay razón en esencia para nuestra conducta, más que la de obedecer nuestro origen físico y natural. Detrás de cada acto que realizamos a diario, se encuentra la irracionalidad y el absurdo; nuestro destino, no se diferencia en nada del destino de ese mosquito que aplastamos de un palmetazo, ni del de esa flor que cortamos para cortejar a una muchacha, ni tampoco del destino de esa bacteria que se afana por replicarse fagocitando un organismo, ni siquiera del destino de esa roca que cae bajo el efecto de la gravedad de un planeta. Todo se reduce a física, a espontaneidad, a irracionalidad, a un ser por ser y del modo en que está escrito que debe ser. 

Y si, después de todo ,existe una realidad o ente metafísico que de sentido a todo esto, debe ser el mayor Bromista que pueda imaginarse uno; porque tanto absurdo no puede ser más que parte de un enorme y maquiavélico chiste transcendental.


domingo, 13 de julio de 2014

Análisis Matemático


El análisis matemático es una parte de las matemáticas que trata de las nociones de función, límite, derivación e integración. Dichos conceptos junto con sus aplicaciones han formado la base de las matemáticas básicas de la Física desde sus comienzos históricos.

 Bien, ya he estudiado; o mejor dicho repasado, la mitad del temario de la asignatura del grado de física, Análisis Matemático I:

Estoy utilizando un recurso bibliográfico recomendado por los profesores de la asignatura: el volumen primero del libro Calculus del autor Tom M. Apostol, editado por RevertéCalculus vol. 1

El libro comienza haciendo un estudio del conjunto de los números reales, describiendo su conjunto axiomático y los principales teoremas que dan la base sólida al concepto de número real. A partir de ahí, da un repaso al concepto de función, de gráfica, de área y finalmente explica el proceso teórico de la integración, las diversas técnicas de integración, y sus aplicaciones prácticas. Hasta aquí llevo estudiado.

Pero hay una cosa me ha llamado la atención, de ahí que esté escribiendo esta entrada: el uso y abuso que se hace de conceptos primitivos o no definidos en la base del análisis matemático; conceptos de los que nada se dice, más que el hecho de que hay que dar su existencia por cierta (puro acto de fe): es el caso del concepto de número real, el cual se toma como un cierto objeto que se supone que existe y que cumple o satisface un conjunto de 10 propiedades, que se toman a modo de axiomas: los axiomas de cuerpo, los axiomas de orden y el axioma del extremo superior. Además, también se suponen la existencia de dos operaciones llamadas adición y multiplicación.

Y eso no es todo; más tarde,  para poder dar una definición axiomática del área, se introduce 6 nuevos axiomas y varios teoremas más.

Y esta es la base sobre la que se asienta el conocimiento científico en física; sobre un montón de conceptos primitivos no definidos y decenas de axiomas y supuestos tomados como actos de fe.

Por otra parte, no hay que olvidar que las matemáticas no son más que un lenguaje humano más; un lenguaje no ambiguo, pero lenguaje al fin y al cabo. Cualquier fórmula o idea matemática se puede traducir con mayor o menor dificultad al lenguaje natural.

En resumen: toda la base analítica matemática posee un enorme contenido intuitivo generado por la mente humana. Es decir; que tenemos completo derecho a dudar sobre si  la ciencia física dice o es capaz de decir algo sobre una supuesta realidad que esté más allá de nuestra "realidad mental".

Cuando alguien propone que la física habla sobre la realidad del mundo, no tiene modo de defender dicha hipótesis: la base de esta ciencia hipotética-deductiva es matemática, y la base de la propia ciencia matemática es puramente intuitiva: es generada por nuestra mente de homo sapiens. Es decir, que la ciencia física podría no ser más que una descripción muy elaborada de cómo el ser humano vive la realidad en su mente. 

El hombre procesa en su mente información, y es esa información procesada la que llega a la conciencia humana en forma de intuición consciente. Cualquier idea recibida de algún modo por nuestra conciencia, ha sido siempre previamente preprocesada por una cierta computación mental.

El concepto de número (y el de adicción y multiplicación) es intuitivo, y eso quiere decir, que es algo espontáneo aceptar la existencia o relación de esa idea con el "mundo real" que percibimos. Cualquier mente sana no puede dudar de que si tiene un objeto delante de sus ojos, hay realmente 1 objeto delante de sus ojos, y que si añade otro objeto del mismo tipo, tendrá 2 objetos de esa clase delante de sus ojos:

Ya luego, a partir de ese uno, de ese dos, y de ese añadir, nuestra razón es capaz de generalizar, dando lugar a la base axiomática y de teoremas sobre la que descansa el resto de la ciencia matemática, y por ende, del resto de ciencias.

La mente intuye, quiere decir, que la mente procesa información y la envía a la conciencia; donde aparece como un supuesto del que no se puede dudar. Pero para que la mente pueda procesar, es necesario que reciba información. Esa información la recibe a través de los sentidos, que son sólo unos artilugios (órganos) evolutivamente desarrollados con el único fin de facilitar la supervivencia y reproducción del organismo que los posea. Los sentidos pueden ser (y son) imperfectos en su tarea de captación de información sobre el mundo. Y no sólo son imperfectos, sino que se limitan a captar el rango de información que es realmente útil captar para los fines evolutivos.

Tenemos así una serie de ideas intuitivas de la que no podemos lógicamente dudar, por motivos puramente evolutivos (la mente racional funciona simplemente así); y esas ideas mentales (como todas las demás) son resultado de un proceso computacional previo, que toma información recibida por órganos sensitivos, evolutivamente desarrollados y limitados en cuanto a precisión, a representación, y escala. 

El supuesto del número y de adicción, es intuición; y la intuición es fruto de un proceso computacional evolutivo, dicho proceso toma siempre la información a procesar de unos órganos sensitivos (también evolutivos), y estos sentidos son imperfectos, imprecisos, y su representación con el posible mundo externo es y será siempre dudosa. Todo esto hace que cualquier conclusión lógica que se alcance mediante un sistema o lenguaje matemático (o cualquier otro lenguaje) será siempre de dudosa correspondencia con una supuesta realidad extramental.

Y si todo el andamiaje científico se mantiene congruente con la "realidad", es precisamente porque partimos para su construcción de los supuestos intuitivos que nuestra mente nos vuelca a la conciencia como base indudable. No es que la ciencia hable de una verdadera realidad porque sus conclusiones sean congruentes, sino que sus conclusiones son congruentes porque se relacionan siempre con nuestra realidad mental.

En pocas palabras: por mucho que la ciencia física avance, no conoceremos jamás la realidad del mundo en sí, la realidad desnuda y en esencia; sino que, simplemente, cada vez conoceremos mejor esta realidad que nuestra mente nos crea y nos ofrece de continuo.



viernes, 11 de julio de 2014

Estado del arte (o estado de la ciencia)


Todos los hombres tienen por naturaleza el deseo de saber (Elcho Pan, 1988:45)(Aristóteles, libro primero de Metafísica)

El estado del arte (o estado de la ciencia) es un anglicismo utilizado normalmente para hacer referencia al estado, situación actual o últimos avances sobre una ciencia o rama del conocimiento. Cuando alguien comprende el estado del arte de una ciencia cualquiera, normalmente se entiende implícitamente que conoce todo la base relativa a dicha ciencia, cuestión que le permite entender los últimos avances que ocurren en dicha materia.

En mayor o menor medida, se puede decir que yo estoy al día en el estado del arte en computación, en filosofía, y también en psicología, biología y psicología evolucionista. Eso quiere decir que, en teoría, puedo seguir el contenido de cualquier paper o publicación formal sobre dichas ramas del conocer humano. De hecho suelo hacerlo, sobretodo en lo relativo a la computación y la psicología evolucionista.

Pero desde hace muchos años, tengo una asignatura pendiente, mi gran frustración académica: conseguir alcanzar el estado de la ciencia en física. La ciencia física me parece fascinante, y creo que es un bonito momento histórico para estar al día, y poder seguir los nuevos descubrimientos experimentales que están ocurriendo en el LHC en el CERN.

Bien. Pues me he puesto manos a la obra. En un primer instante pensé en matricularme en la Universidad de la UNED para hacer el grado en física; pero tras comprobar el desorbitado precio del crédito que nuestro amigo Wert ha establecido; y puesto que no tengo derecho a beca porque ya tengo otra carrera terminada y un máster; pues voy a tener que hacerlo por mi cuenta sin ayuda tutorizada. De todas formas, no es que te ayuden mucho en la UNED, donde finalmente te lo terminas currando tú todo por tu cuenta.

Tampoco veo que licenciarme (graduarme) en física vaya a suponer una ventaja o beneficio para mi carrera profesional como Ingeniero informático, por lo que descarto de momento malgastar dinero en estudiar física en la Universidad.

Lo que sí voy a hacer, es seguir el itinerario que establece la UNED para sus alumnos de grado: Grado de física en la UNED. Voy a seguir y estudiar los mismos libros que los alumnos matriculados, e intentaré estudiar el mismo temario que siguen ellos.

Dicho y hecho: he ido a la biblioteca municipal de mi ciudad, y he conseguido los libros de las asignaturas: Fundamentos de física I, Fundamentos de física II, Análisis Matemático I, Algebra, Análisis Matemático II, y Métodos matemáticos I (en concreto 5 libracos inmensos que da miedo de verlos xD).

De mi carrera de ingeniería tengo una base matemática suficiente como para ahorrarme las 4 asignaturas de matemáticas de primero, pero voy a hacer las cosas bien y voy a estudiar el temario desde cero. Un refresco nunca viene mal.

No sé cuanto tiempo me va a llevar, pero tengo la intención firme de lograr alcanzar el estado del arte en física, y especializarme más tarde en la física de partículas, y en astrofísica y cosmología.

También me gustaría ir comentando, si saco tiempo, alguna que otra entrada en el blog con cosas que me llamen la atención y que me parezcan de interés que vaya descubriendo durante el proceso.

A ver qué pasa :P.